sábado, 11 de agosto de 2018

Su espalda

En la multitud, miro su espalda.
Su espalda que no ha sido mía (aún).
Miro su espalda y quiero probar.
Distingo su espalda, en la multitud.
Él no me sabe mirando su espalda. Lo he sorprendido mirándome en la semipenumbras una tarde lluviosa; mirarme como para taladrar un muro de piedra.
Es como si al mirar su espalda en la multitud le devolviera el gesto.
Solo hace falta que ahora nuestras miradas se encuentren en el espacio intermedio: entre sus penumbras y mi multitud.

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