viernes, 10 de agosto de 2018

Las malas buenas palabras

"Ahora no hay tanta dominación física, violenta, obvia, 
pero a través de buenas palabras, de ciertas promesas e ilusiones que crean, 
aceptamos lo que ellos quieran".
(Marie France Hirigoyen)* 



Hermanas no confundamos una voz masculina, un tono enérgico de barítono, con agresión machista.
Te abusan y agreden tipejos con vocecitas, simuladores de gestualidad amable y pacífica,
se camuflan en las buenas formas de lo críticamente correcto, mascaradas.
Todas sabemos y hemos padecido más de una vez a esos sonrisa amable y hablar sereno, explotadores, manipuladores del lenguaje, jugadores de crear desprestigios y sospechas con medias palabras, valientes con el débil y sumisos al amo, abusadores. Son cobardes y se esconden, son buchones, y señalan a sus congéneres de voces potentes, para dar rienda suelta a su agresiva misoginia.
Mandan a espiar a las mujeres y a los varones, suelen tener lugartenientes. He visto señores muy cultos y muy leidos (SIC) esconderse detrás de sus lugartenientes, sonreír suavemente a la víctima cuya cabeza ya han ido a solicitar al poder de turno.
Se crecen siempre en el calorcito de la corte, aman ese calor,  como aman construirse una imagen de buenitos y serenos, bajan la vista frente a los escotes femeninos, pero se masturban lascivamente ante un puñado de dólares.
Educaditos, te agreden en posición pasiva.
Odian a las mujeres, aunque las usen, laboral, profesional, política o sexualmente.
Nos temen.
Nos consideran locas, en especial, si perciben que hemos roto algunas cadenas, algunas convenciones, que somos deseantes, que somos genuinas.
En privado, si los confrontás, te bajan la mirada, callan. Los intestinos les hablan por ellos. En público, se hacen los gallitos buenos.
Hostigadores profesionales de buenos modales, motivadores del siyopuedismo y de la destrucción moral del otrx, haciéndole pasar por loco, por débil, por indeseable.
Era muy joven cuando R, brillante y provcador profesor de comunicación y escritura que tuve en la Facultad de Bellas Artes, fue increpado por un compañero (de esos de formas correctas, políticamente intachable, tibio, que jamás se jugaba por nada pero que nos clavaba a todas las pibas miradas lascivas haciendo el amigo), acusaba a R de ser violento, autoritario:.
R le paró el caro: no te confundas, le dijo, un profesor autoritario ni te mira, no te registra, no te da la palabra, no te pregunta, no te escucha. Un autoritario te ignora. Actúa a tus espaldas.
El machirulo contemporáneo no es un compañero que te haba apasionadamente, ese te respeta, aunque su tono de voz sea fuerte. Justamente porque te respeta no te trata como a una muñequita de porcelana, sino como a una par, a una compañera, discute con la misma energía que si lo hiciera con un compañero, igualdad. Respeto o es perder el humor, respeto no es un tonito rastrero, masturbatorio.
Del mismo modo que no es un machirulo un flaco que te invita a salir, y si un pelotudo el que te hostiga con guarangadas en la calle.
Así es que no confundimos con prácticas reales las fantasías que desplegamos en la intimidad sexual las parejas (hetero, homo, ocasionales, permanentes), son todas legitimas, si están consensuadas para el goce de ambxs).
Un feminismo tontuelo (muchas veces enunciado por varones, oh casualidad) nos quiere llevar a confundir más aún, en esta etapa de transformaciones que estamos viviendo, algunas luchas políticas.
Si un varón te agrede, no importa si lo hace con voz suave o a lo gritos, y luego te descalifica y te quiere hacer pasar por loca, o simula una agresión señalando a otro, o bien escondiéndose en su orientación sexual (como si la orientación sexual fuera un escudo que nos protege el machismo patriarcal, como si nos estuviéramos todxs atravesados por ese modelo).
Acordate:

"Un medio muy hábil de descalificar a alguien consiste en inducirle a error con el fin de poder criticarlo o rebajarlo, pero también para que tenga una mala imagen de sí mismo. Mediante una actitud de desprecio o de provocación, es muy fácil producir, en alguien impulsivo, la ira o un comportamiento agresivo que todo el mundo pueda ver. Luego, se puede decir: «¡Habéis visto? Este está completamente loco; altera el ambiente laboral». (Marie France Hirigoyen, El acoso moral)

Y sigue:
Gríma Lengua de Serpiente , personaje de la novela de J. R. R. Tolkien ,
El Señor de los Anillos,
consejero del rey Théoden

"La agresión no tiene lugar abiertamente -lo cual permitiría replicar-, sino de un modo soterrado, en el registro de la comunicación no verbal: suspiros exagerados, encogerse de hombros, miradas de desprecio, o bien silencios, insinuaciones, alusiones desestabilizadoras, o malintencionadas, observaciones descorteses… AI poner en tela de juicio todo lo que la víctima dice y hace, se la conduce progresivamente a dudar de sus propias competencias profesionales. En la medida en que estas agresiones son indirectas, resulta más difícil defenderse".

¡Vete de mi, lengua de serpiente!



* Entrevista a Marie France Yigoyen, en https://www.mujerhoy.com/hoy/mujeres-hoy/marie-france-hirigoyen-todos-705793122012.html

No hay comentarios: