"Me he de comer esa tuna
Me he de comer esa tuna
Me he de comer esa tuna
aunque me espine la mano".
Me comí una tuna,
o al menos eso intenté.
Me enseñaste el fruto,
moví la cola, perra al fin.
Mi deseo quedó a la vista.
A tu juego te llamé.
Rápido, demasiado rápido
me espiné la mano.
Un dolor superficial que convoca a otros dolores más profundos.
Una gotita de sangre roja como tus labios en mis sueños.
Ahora, a despinarse.
Saco una espina: tu risa se acalla.
La pulpa del fruto aún me tienta.
Saco otra espina: tu nombre estalla como una supernova enana, los fragmentos dan vueltas por el universo y se alejan hacia la galaxia de la nada.
Tal vez alguna espina se haya hundido debajo de la piel, (malditas canciones), pero estamos a tiempo de resolverlo.
Una espina hoy, otra mañana,
no hay daños mayores.
A pesar de eso, la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido.
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