martes, 21 de noviembre de 2017

Como ella quiere, y no sabiendo


"El saber no sabiendo es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo jamás le pueden vencer;
que no llega su saber a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo".
(Sor Juana De la Cruz)


"Es la ley de Lol. 
Una demanda que hace que ella reclame ser besada sin pedirlo. 
Hold lo dice: ella quiere estar con él, pero como ella quiere".
(Mónica Torres, "La solución Duras")

Leo del ser de a tres de Duras, según Lacan, según Miller,* leyendo ambos a Lol V. Stein y su arrebato de amor, del que ya he escrito aquí.
Noises off, P. Bogdanovich, 1992
Puede que no entienda casi nada, pero si leo a Duras soy allí, como Lol o como un personaje de Silvina Ocampo que ama desesperadamente porque imagina, y cuanto más imagina más cela, y cuanto más cela, más desea.
Y es por eso que nos resistimos al amor. Porque nos resistimos al dolor,y es imposible una cosa sin la otra, el precio a pagar con una libra de carne de nuestro corazón.
Son tiempos de retaceo y negociación, regateamos como si vendiéramos mercancías en una feria de un pueblo costero, un toma y daca que nos deja a todos más pobres, más solos, pero (otra falsa premisa) más seguros.
Y encima, en las redes, todo lo imaginario se amplifica: los pequeños comercios de afectos expuestos, puestos en escenas, escarceos y despliegues de plumajes propios y ajenos, cortejos semi públicos,mascaradas para encubrir los verdaderos romances, persecuciones torturantes, indiferencias extenuantes, espionaje detrás de cortinados y trampillas virtuales donde -por más que nadie roce a nadie, todos vemos y miramos-, e igual van a parar allí los cadáveres, los gusanos, los prejuicios, los deshechos y las entrañas heridas de muerte de los que se atreven a salir de libreto.
Un poco de comedia que hace llorar, un paso de tragedia que hace reír.
Una pieza dentro de otra pieza, como si fuera una comedia de enredos de Lubitsch, Bogdanovich o DaríoVittori.

John Everet Millais, Ofelia. 1851.
Óleo sobre lienzo, 76,2×111,8 cm. Tate Britain. Londres
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Pero a la vez no soy ellas, ni Lol ni los personajes de Silvina, (ni mucho menos ninguna Ofelia, aunque aveces pueda acudir en tu ayuda) que aveces recogen -y gozan de hacerlo aunque lo padezcan- las migajas que sus amantes les destinan luego de amar en otras.
Incluso, si sus amados (también, o más) aman a otras, estas Silvinas que nos habitan, arden más hasta consumarse y consumirse.

De amar sé menos cada vez, pero quiero hacerlo a mi manera, quizá sea toda la sabiduría amorosa (si es que tal cosa existe) que una mujer pueda encontrar.
Pero, acaso, amar, gozar, desear, ¿es posible vivir algo de esto como si no existiera toda la literatura y el arte que nos construyen (a nosotras, a nuestro deseo, al prisma a través del cual comprendemos y sentimos la experiencia?).
La otra, la escena temida, el ser de a tres, no sé qué es para los señores genios del lenguaje y del inconsciente deseante.
Apenas sé (yo) que en ese espejo puedo perderme, puedo pasar a un mundo más fantasioso que el de Alicia, puedo amarte incluso solo a condición de que sigas siendo de ella, pero, ¡ay de mí, ay de nosotras! Me he cansado.
No quiero saber más de ella, mi fantasma, tu goce, mi tortura.
Ser o ser, E. Lubitsch, 1942.

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¿Me atrevo?

Quiero estar en la escena,quiero ser yo sin esa otra.

¿Será posible?

Nada sé.

Pero por favor, haceme reír esta primavera, con eso bastará.







* Ver más en http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/002/template.php?file=arts/variaciones/torres.html

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