miércoles, 30 de abril de 2014

Gran Hotel Budapest

Zweig en el papel, con su nostalgia y Anderson en el cine, con su humor

No es fácil el humor.
Y el registro narrativo del humor, cuando está presente en relatos de historias trágicas, de sufrimiento, de muertes, que a priori siempre parecen más adecuadas para el drama, suele rozar la genialidad.
Del amplio y diverso mundo del humor se puede decir mucho.
A mí está película, Gran Hotel Budapest, primero que nada, me atrapa, porque es una interpretación humorística de un mundo que habito desde hace décadas, muchas veces sin compañía, sin tener con quién hablar de...El mundo de Stephan Zweig (1881-1942) el maravilloso planeta del fin del imperio Austrohúngaro y su refinamiento, su estética y sus ideas, sofisticadas, ricas, producto quizá de la síntesis de tantos pueblos, lo antiguo y lo moderno, Oriente y Occidente (como los personajes de la película, Gustave H y Zero).
Postal de Zweig con su dedicatoria,1927.
Fuente: 
La nostalgia, la melancolía y la erudición, la amenidad y la amabilidad estilística del escritor, llevadas a otro lenguaje, reinterpretadas en clave Wes Anderson, una delicia, simplemente...
Y del llanto a la carcajada,
el detalle de la mancha con forma de México en la mejilla de Agatha...
Casi nadie lee ahora a Zweig y es una pena.
(Fue durante años el escritor más leído y más traducido en lengua alemana y el nazismo parece haberlo borrado de nuestra memoria a pesar de que visitó Argentina y de que acá era publicado en editoriales cooperativas y comunistas como Claridad).
Lo lee el personaje de mi novela...
Lo hace algún diputado de la Nación muy ocasionalmente.
Contar el horror del nazismo y la guerra, del fin de aquel mundo que tal vez nunca existió: donde los poetas y los pintores, los intelectuales y los escritores convivían con la cotidianidad de sus sirvientes y la gente del pueblo: el personal de servicio, la pastelera, los policías sin pensar que las jerarquías sociales que habían gobernado por siglos se derrumbarían;
que el Hombre Nuevo de Nietzsche sería el Genocida y el Mutilador y el Violador y el Destructor y el Gaseador;
y contar todo eso,
y la decadente aristocracia,
y los amores en hoteles lujosos,
y el sexo como refinamiento o sucedáneo de la felicidad y la juventud perdida,
y los Alpes Nevados
y la locura y la ambición y la lealtad y el amor.


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