martes, 1 de abril de 2014

Cifras


Luxor Magenta, proyecto "Volver a habitar"
Un año.
400 milímetros de agua.
89 muertos (lista Juez Arias a marzo 2014).
67 muertos lista "oficial".
Cero Intendentes.
12 movilizaciones (con la de mañana) .
Incontables muestras de solidaridad, generosidad y abrazos cálidos en medio de noches de oscuridad interior y exterior.
Miles de insomnios.
2.020 efectivos entre Policía Federal, Prefectura Nacional, Ejército, Gendarmería, Bomberos Voluntarios.
252 móviles (patrulleros, autobombas, generadores, cocinas de campaña; 46 botes y 5 helicópteros, en el operativo dispuesto por la Presidenta.Muchas escuelas abiertas a dar cobijo.
Cientos de muestras de arte (teatro, documentales, dibujos, grafitis, recitales), publicaciones, jornadas, para recordar, debatir, pensar, registrar.
 $282.369.673 en concepto de jubilaciones, pensiones, Asignaciones Familiares, Asignación Universal por Hijo y por Embarazo, Prestación por Desempleo, créditos PRO.CRE.AR y ARGENTA, otorgados a 53.000 inundados verdaderos por ANSES.
Décadas de desatención a las advertencias.
Millones de fotos, diarios personales, libros, cuadernos escolares, recuerdos personales hundidos entre la mierda, la basura, el olvido que retorna como memoria de lo inevitablemente perdido que solo se comprende cuando se vive.
Una mega empresa de combustible a punto de volar.
Miles de millones de gritos, de sirenas, de llantos, de quejidos, de aullidos y ladridos en la noche interminable que todo lo arrastró.
Inconmensurables pérdidas de vidas, seguridades, tranquilidades, esperanzas, bienes materiales imprescindibles y prescindibles.
Tres empresas de celulares que dejaron sin servicio en medio de la noche, la emergencia y el caos.
Una empresa de luz que le agregó riesgo de muerte al os usuarios al no cortar el servicio.
Cientos de héroes y heroínas anónimos.
Un puñado de nuevos millonarios constructores de emprendimientos inmobiliarios derrumbadores e inundadores.
Miles de niños y niñas con inocencias y familias arrasadas.
Varios informes científicos anticipadores desatendidos.
Unas cuantas asambleas barriales con diversos perfiles, intereses y reclamos, como diversa es nuestra población.
Cientos de mascotas perdidas, ahogadas, desaparecidas.
Miles de pianos, guitarras, sueños, autos, recuerdos hundidos.
Un estado municipal ausente, indiferente y encubridor.
Miles de camisas, medias, pantalones, abrigos, frazadas, toallas, sábanas, pasando de mano en mano.
Miles de botellas de agua, lavandina, remedios, calzado; lavarropas lavados acá y allá, mates cebados, comida donada y aún en medio de todo: un puñado que la vio pasar, miro a la cara al horror y se la dio vuelta con un knok out de indiferencia.
Un fiscal mentiroso y servil al poder y no a la justicia.
Cientos de bomberos, gendarmes, policías, soldados que le pusieron el cuerpo.
Muchos jóvenes aprendiendo/enseñando que La Patria es el Otro.
Y algunos policías, jueces, periodistas, funcionarios muy corruptos que se ensañaron con los muertos en su absoluta debilidad, abandono y soledad de la morgue, redoblándole la apuesta a la tragedia con desidia, robo de bienes, encubrimiento.
10 días de barrios sin luz ni comercios abiertos como en zonas de guerra.
Días sin recolección de basura ni reacción del aparato municipal.
Trillones de bacterias hediondas a putrefacción, descomposición, deshechos y podredumbre.
Cientos de acciones desprolijas, improvisadas, entorpecedoras  y frustrantes de las autoridades.
Años d e convivir con servicios de atención de emergencias y catástrofes desmantelados.
Miles de subsidios miserables o mal otorgados.
Unos 600.000 platenses afectados. Cerca de un cuarto de manera directa, los demás por afectación de amigos, familiares, compañeros de trabajo, etcétera. Un puñado de estos se deben contar entre los hijos de puta responsables por omisión o acción, que se sentaron a ver el sufrimiento y especular de dónde sacarle una tajada a tanto dolor.
Cataratas de promesas demagógicas, explicaciones ridículas,
Más de 50 murales/expresiones del arte callejero en toda la ciudad.
Montones de miserias humanas.
Muchos silencios irresponsables, lacerantes, imperdonables.
Millones de mentiras.
Cinco sellos del mismo funcionario municipal para obtener luego de hacer seis colas un certificado de inundado para iniciar otros cientos de trámites para recuperar/obtener documentación esencial.
Cientos de nuevos pacientes haciendo cientos de síntomas en hospitales y centros de salud mental.
  ????   créditos otorgados a aprovechadores y abusadores.
Cero participación de los funcionarios de algunos organismos que se comprometieron a muchas cosas y no hicieron nada. Incapaces de empatía, completamente ajenos a toda posibilidad de comprender lo que significa que en pocas horas miles de personas pierdan los soportes, los significantes y las estructuras de sus proyectos de vida, de años de esfuerzos, de renuncias, de elecciones, de todo aquello que configura el cotidiano, el orden en el caos, la cadena de sentidos, el mundo protegido del hogar, la confianza para afrontar los fenómenos climáticos sin estresarse. El peso de una tragedia que se abate sobre tantos, al mismo tiempo, alrededor de uno, avasallante.
Miles de maestros, trabajadores de la salud,  estudiantes, facultades, vecinos solidarios, iglesias, peléandola en el aula, en los hospitales, en la calle, en los centros de evacuados, en los clubes, en los locales políticos partidarios, en los espacios culturales, en los centros de fomento, en los hospitales y centros de vacunación y documentación móviles.
El inundado no es más bueno o más malo que los demás, sigue siendo (casi) el mismo ser humano. No hay una identidad del "inundado" ni esa condición justifica nada por sí misma, como no sea la legitimidad de su reclamo.
Todas las cosas que quedaron por decir....Y las cifras que no se pueden encerrar en números de tal o cual categoría, y las que a ustedes, mis estimados lectores, les hierven en el pecho de bronca, de impotencia, de tristeza, de llanto, de necesidad imperiosa de verdad y justicia mientras, como un susurro o como un grito, las horas avanzan hacia la fatídica fecha del 2 de abril, que ya no será nunca más para los platenses exclusivamente la conmemoración de los soldados caídos en Malvinas sino también del tsunami que arrasó con muchas de nuestras certezas.

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