miércoles, 19 de septiembre de 2018

Oh, plis, maidarling, no pierdas la magia

"Las imágenes de las que estoy excluido me son crueles; pero a veces también 
(inversión) soy apresado en la imagen".
 (Roland Barthes, "Las imágenes", Fragmentos de un discurso amoroso)

Oh, plis, maidarling, no pierdas la magia. No me hagas caso. En el mundo sobran demasiadas  lágrimas derramadas por los deseos cumplidos que ya perdí la cuenta.
No pierdas la magia, seguí brillando, surcá los cielos infinitos y misteriosos, no caigas, no seas una ecuación descifrada, por favor. No pierdas la magia de las ecuaciones de varias incógnitas inexplicadas.
Rogué que terminara la parte del dolor. Fui una feminista de puras certezas de veinte años y una guerrillera de razón valiente y corazón domesticado.
Te soñé besándome como un poseso, dentro de un río, en una selva.
Desprecié la decidida insistencia del muchacho de los mensajes divertidos y sugerentes. Me distraje  con el joven de las bromas inteligentes, pero después me aburrí  y lo mandé al fondo de la agenda olvidada.
Tal vez cedí un poco al perfumado romance del hombre que sabe casi todo, pero eso quién podría reprochármelo sabiendo lo que ahora sabemos.
Y pudiendo ser frívolos con eso, incluso.
Acepté mi propio juego y mis rodeos, te odié. Me reí de mí, me reí de vos.
Te dejé atrás.
Le conté a E, buscando así su comprensión y mi consuelo, me llenó de la belleza de su mundo, de la bondad de su corazón un poco ingenuo, me compartió acordes melancólicos y melodías para perderse en ellas y me dijo, a su manera: piu avanti, sos demasiado judía, demasiado bella para que te traten así, una tristeza tuya me lastima a mí, no te hace falta. Me lo dijo como si me acariciara en la terraza de su piso, me lo dijo como si me hiciera olvidar de todo un rato y yo le dije que sí, que le haría caso, y que total vos ya no.
Me fui al campo, escuché canciones de otros tiempos, lavé mis pies en la fuente, me purifiqué.

Te olvidé.

Me vi a misma partiendo como en un barco vikingo o una canoa de una tribu de la Amazonia.

Pero plis maidarling, no estés así apagándote.
No te vuelvas pasado, no despiertes en mi sonrisas tiernas y comprensivas, prefiero la rabia, prefiero las llamas, iunou, prefiero quemarme.
¿Dónde van a parar esos susurros?
Que no se extinga de tu mirar esa chispa que me enciende como si la Primavera y un fueguito.
Rogué tanto que ya no me.
Algún dios mal intencionado se dio por aludido.
Seamos amigos, pero no pierdas la magia. Plis.
Y miro nuevamente esa imagen que me excluye y me enfureció, esa donde te veo tan ajeno y tan feliz (sin mí) que me hizo daño y ya no...
Ya no te puedo odiar.
Ya no..
Ya no me podés.

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