martes, 19 de diciembre de 2017

Me quedaría aquí

Y cuando empezó a hablar, fue como si viajáramos en el tiempo y llegáramos a aquel tablado.
Sus manos se mueven, sus onomatopeyas son tan vívidas como sus bromas y me quedaría allí cien horas más escuchando.
Como aquel otro profesor allá en los lejanos días del fin de la adolescencia. El (re)descubrimiento de la pasión por el conocimiento, curiosidad que a todo se abre, como en la infancia donde los mundos eran siempre nuevos.
Un viaje al Renacimiento, mi pequeño paraíso de humanismo para rescatarnos de estos tiempos de cinismo obsceno.
Sus ojos brillan.
Su voz va armando armonías que acompañan la melodía.
Me quedaría acá escuchando.
Me dan ganas de correr y de leer, todo el santo día y el profano día.
Siento pena por todos los que no están acá.

Y el mundo yira, yira, yira.

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