Empecé la secundaria en 1984, plena euforia alfonsinista.
Queríamos ver presos a todos los milicos asesinos.
Que se terminara la colimba obligatoria, el hambre, la pobreza, la injusticia.
Pedíamos "aparición con vida", "juicio y castigo" y "paredón, paredón".
Guiados por los alumnos de los años superiores, que se habían bancado a las directoras de la dictadura, armábamos los centros de estudiantes en los colegios, las revistas mimeografeadas, la militancia en los barrios, los recitales. Algunas profesoras mencionaban que podíamos terminar en un zanjón como los "subversivos". Hoy los únicos que hablan ese idioma son los dinosaurios represores y sus cómplices.
Si no eras de la Franja Morada al final te comías algún apriete. (Un funcionario provincial de entonces, sin mayor resistencia de las autoridades del colegio, me sacó del aula en medio de un examen y me amenazó con hacerme juicio si no me desdecía de algunas cosas que había mencionado en un pequeño artículo de la revista escolar. Hoy sería un escándalo por abuso de autoridad).
Si estabas en desacuerdo con la Teoría de los Dos demonios te acusaban de guerrillero. Hoy sólo la derecha extrema sostiene esa hipótesis.
Íbamos a la ronda de las Madres o a las Marchas de la Resistencia y a cualquiera que sacaba fotos lo sospechábamos de service. Hoy vamos con las camaritas digitales y los celulares, lo subimos a Facebook y disfrutamos ser tantos.
Con la revista de un club en el que estaba, con otra piba de 15, entrevistamos a Hernán Invernizzi, uno de los últimos presos políticos recién liberado por el gobierno de Alfonsín allá por el 86 u 87 (¿nadie se acuerda de eso?)
Oscilábamos entre ir a bailar a La Plata Rugby, al Centro de Bahía o a las peñas que organizaba el FSI, la UES o el Taller de la Amistad. Hoy se baila en la calle, en festejos populares de Karnaval.
Discutíamos sobre la lucha armada, la revolución, el imperialismo, si tal cosa era ser pequeñoburgués o cheto, si eras psicobolche o lo peor, peronista.
Organizamos las primeras marchas de la Noche de los Lápices en La Plata y no éramos muchos. Hoy van miles de pibes en todo el país.
Nos movilizamos asustados cuando Semana Santa. Nos dieron la bofetada de "la casa está en orden" y nos comimos varios garrones como el Punto Final y la Obediencia Debida. Después llegó la traición de uno que se decía compañero y la afrenta a todo el pueblo, el indulto. Se pusieron de moda los liberales. No se decía más "izquierda" o "derecha", las ideologías habían muerto y en nombre de la "eficiencia" se justificaban despidos masivos y privatizaciones. Si no tenías éxito económico eras un "looser" y si no estabas "tinellizado" eras un aguafiestas.
La patria arrodillada, malvendida, confiscada y uno ya se iba poniendo más grande, más cínico, mientras muchos de los amigos se rajaban del país en llamas, el exilio económico y el genocidio del FMI y sus secuaces vernáculos. Al que todavía militaba lo mirábamos con una mezcla de admiración y desaliento.
Mucho tiempo después, Néstor bajó el cuadro infame. Cambió la Corte. Se derogaron las leyes de impunidad para los genocidas. En la ESMA se han erigido el Archivo Nacional de la Memoria, las casas de las Madres, los Hijos y los Familiares, los jubilados de PAMI hacen picnic, exposiciones y ejercicios. El Banco Genético tiene su ley. Andrea me inspira en Facebook En las paredes del colegio de mi hijo se homenajea a los compañeros secuestrados el 16 de septiembre, pibes como mi hijo y sus amigos. En las marchas por la 125, la Ley de Medios, el cortejo para despedir a Néstor, me encontré con muchos de los de entonces, que ya no somos los mismos, pero estábamos de nuevo en las calles. El 24 de marzo es feriado nacional y aunque muchos responsables están sueltos o muertos, aunque los cómplices civiles no han sido juzgados, aunque falte resolver Papel Prensa, aunque Ernestina sigue apropiando y secuestrando a los hijos cada día, aunque todavía hay hambre, pobreza e injusticia, aunque Julio López continúa desaparecido, somos cientos de miles los que decimos Nunca Más y Nunca Menos.
Salud, a todos nosotros, que lo quisimos tanto.
4 comentarios:
...y el Taller del Sol, y me acuerdo de una megaasamblea en el Nacional para crear la Coordinadora de Estudiantes Secundarios. No me puedo olvidar de una tetona del GESA prometiendo exhibición de gomas si se votaba por no se qué.
Ganó y peló.
No se si te acordás de mi, pero igual te dejo un beso.
Del Taller del Sol, cómo olvidarme, imposible. Años de los más hermosos de la vida. Y de la Asamablea, sólo ahora que vos lo mencionás, mezclado con recuerdos de otros asambleas. Muchas gracias!!!
No hay mal que dure 100 años...ni pueblo que lo resista...que la memoria no nos falte.
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