De la reina Juana de Castilla (Juana "La Loca") se ha escrito mucho, antes y ahora.
Siempre me ha parecido uno de los personajes femeninos más trágicos de la saga de reyes y reinas europeos.
Hija de Fernando de Aragón y de Isabel de Castilla (los reyes Católicos), como el resto de sus hijos -en particular de sus hijas-, fue una de las piezas de ajedrez más utilizada en la partida por la disputa del poder entre la Casa de Trástamara, la de Aragón, los Valois, los Habsburgo, los Tudor, e incluso, sus coterráneos, los Borgia, en el Vaticano.
Manipulada por su madre y, fundamentalmente, por su padre, luego por su marido, Felipe el Hermoso, y por su suegro, el emperador Maximiliano, Juana a los 27 años ya era madre de seis hijos (Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina) cuyo destino sería reinar en el Imperio donde nunca se ponía el sol (Carlos I); en Francia, Portugal, en Hungría, en Flandes.
Despojada de su herencia materna, la corona de Castilla, entre Felipe y su padre se arreglaron para hacerla pasar por incapaz, a fin de que les delegara a ellos la regencia del reino. Tironeada por su amado esposo y su temido padre, detrás de los cuales se movían los intereses de Alemania y los Países Bajos, por un lado, y de Aragón, Napoles y una parte de los castellanos, ya dueños también de América, no sabemos si la locura de Juana fue una consecuencia de las humillaciones, encierros, mentiras y manipulaciones o, si como sostuvo la versión oficial, la encerraron a raíz de su pérdida de juicio.
Se dice que era desafiante, que pretendía que podía gobernar aun siendo mujer, como lo había hecho su madre Isabel, que cuanto más la presionaban, más se negaba a ir a misa, a comer y a bañarse. Se dice que resistía a dejarse encerrar y que su locura amorosa, tras la muerte repentina de su marido, obligó a su padre a recluirla "por su bien". A despecho de las versiones oficiales de entonces, hay quienes creen que su larga peregrinación acompañando el catafalco de su marido embalsamado, que vemos aquí ilustrada por el pintor Pradilla en un famoso cuadro (e incluso, la mentada historia de que dos veces hizo abrir el cajón para verificar que él estuviera allí) en verdad se debieron a que temía que los flamencos, que ya habían sustraido el corazón de su Archiduque para enterrarlo en su tierra natal, hubieran robado también el cadáver, por una parte. Y por la otra, a que su empecinamiento en darle definitiva sepultura a Felipe junto a la tumba de su madre Isabel obedecía a razones políticas: enterrarlo junto a la legítima reina de Castilla era una manera de reforzar la propia legitimidad del muerto y de ella, su reina y viuda.
Erasmo de Rottredam y Enrique VII, Tudor, la consideraban una de las mujeres más cultas e inteligentes de la época. Eso, probablemente, no ayudaba. Juana se sentía capacitada para reinar, aunque al parecer, no era el poder lo que más la atraía, ya que allí veía la causa del conflicto permanente entre los hombres que más amaba y eso le resultaba intolerable. A diferencia de sus hermanos mayores, Isabel y Juan, muertos prematuramente, Juana no había sido educada para reinar, sino qu su destino era más bien ser la consorte de algún rey o príncipe de menor importancia política en la estrategia de los Reyes Católicos.
Fue la muerte de sus hermanos y su sobrino la que la convirtió en una pieza prinicpal de la política y quizás por eso, la fertilidad de Juana, su facilidad para los partos, haya sido una respuesta vital frente a tanta muerte que se conspiraba a su alrededor.
En El pergamino de la seducción (Seix Barral, Buenos Aires, 2009), Gioconda Belli ficciona gran parte de la vida de Juana, mediante la historia contemporánea de Manuel,un historiador treinteañero que pertenece a la familia Denia (descendiente de los carceleros designados por Fernando de Aragón y confirmados por el Emperador Carlos I para manetner encerrada a Juana en Tordecillas) y una joven huérfana, Lucía, de asombroso parecido con la Reina Juana de Castilla. Ambos investigan el enigma de quien fuera más conocida como Juana la Loca. ¿Es cierto que su locura sobrevino por amor a Felipe, sus celos y su muerte o fué víctima de traiciones y luchas por el poder?
Se me cierra un poco el pecho al pensar que Juana, cuando creyó que el regreso de su hijo Carlos desde Flandes tras la muerte de su abuelo Fernando, para tomar posesión de la corona española, sería la llave de su liberación. Pero ese hijo, educado en la corte de su tía Margarita de Austria, lejos de su madre y rodeado de consejeros del padre que lo habían convencido de la locura y el peligro que representaba su madre para su propia legitimidad, la mantuvo encerrada hasta su muerte, acaecida 47 años después de la reclusión.
Nunca osó quitarle el título de Reina y por décadas se mantuvo la farsa de que si Juana sanaba, asumiría el poder del reino. Ni siquiera la rebelión de los comuneros, que la reivindicaron como símbolo de la recuperación del poder de las manos del "extranjero" Carlos fue suficiente para salvar a Juana, quien luego de nueve años de encierro y engaños, ya no podía dicernir cuál era la realidad de su propio estado de salud mental, ni su conveniencia.
En esta novela de Belli, histórica y contemporánea, la reina Juana de Castilla se "encarna" en la joven Lucía para contarnos con su propia voz su versión de los hechos.
Queda en manos del lector especular con los límites entre la fantasía y la realidad, no sin que sea posible evitar pensar que el recurso de calificar de locas a las mujeres que se rebelan frente a su destino, en particular a las que acceden al poder, sigue siendo utilizado, aunque probablemente, con mayor sofisticación y disimulo discursivo.
A este último respecto, basta con observar estos sitios que, en lugar de efectuar un cuestionamiento político a CFK, le cuestionan su estado mental, sin aclarar la conveniencia que para ellos tiene esta descalificación ni dar cuenta de losl imitados argumentos científicos con los que respaldan sus enunciados.
http://senalesdelostiempos.blogspot.com/2007/07/cristina-fernndez-de-kirchner-est-en.html
http://www.giocondabelli.com/criticas/criticas.htm
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