lunes, 31 de agosto de 2009

Historia del llanto (Anagrama, 2007)


Acabo de terminar de leer Historia del llanto (Anagrama, 2007), de Alan Pauls, que en su momento me había recomendado Flor. Es el tercer libro que leo de este autor y, posiblemente, el que más me ha gustado, incluso, podría decir, el que anduvo "cerca", si es que tal cosa no fuera jugar, precisamente, con la idea de "lo cerca" que Pauls expone, casi sin piedad, en un relato que, va y viene en el tiempo pero se estructura en un presente continuo que abunda en subordinadas.

Se trata de un texto breve cuyo protagonista es un niño muy precoz (y un adolescente y un joven) de clase media "progre", en los años setenta, hijo de padres divorciados. Por medio de recuerdos e imágenes, nos introduce en su temprana pasión por el cómic, particularmente "Superman”; los fines de semana en la pileta del club con un padre mujeriego y egocéntrico con aspiraciones muy burguesas pero que se reivindica como comunista y simpatiza con los cantantes de protesta y la militancia de izquierda.

Dotado de diversos talentos que nadie en su entorno parece registrar (aprende a leer tempranamente, dibuja, escribe), conviviendo en un departamento con una madre deprimida y un tanto adicta a las pastillas y unos abuelos que se avergüenzan del fracaso matrimonial de su hija aunque gozan de su regreso al hogar paterno tras ese mismo fracaso, el niño desarrolla una extraña vocación (que es a la vez su tormento) por escuchar las confesiones más atroces, angustiadas y contradictorias de los adultos que lo rodean. “Ya a los cinco, seis años, él es el confidente”, y los demás “reconocen en él a la oreja que les hace falta y se le abalanzan como naúfragos”. La sensibilidad de este niño, que o se expresa frente a su padre bajo la forma del llanto y la retórica acerca del mismo, es al mismo tiempo el sentido y el modo en que logra llamar su atención y hacerse admirar por este.

Historia del llanto puede leerse como una crítica a esa generación, no desprovista de humor y en una clave sumamente intimista, interpretada mediante el prisma, a través del tiempo, de la extrema sensibilidad del protagonista que evoca algunas situaciones e imágenes, (que se extreman, desde el regreso del “cantautor” del exilio, hasta la confesión de la “erpia” torturada, las lecturas de Fanon, Sartre, Marx; la caída de Allende o el fusilamiento del dictador Aramburu), apenas pequeñas piezas en el complejo rompecabezas del contexto político de la Argentina de los sesenta y los setenta. Sin embargo, son esas pequeñas piezas las que permiten comprender el rompecabezas general y el surgimiento de una apasionada vocación por la política, asociada al sacrificio personal, al heroísmo y a la revolución, en contradicción con el deseo de amar y hacerse amar por una mujer o de desarrollo intelectual.


1 comentario:

Cecilia Ferreiroa dijo...

voy a ver si lo leo. él no me gusta mucho, la verdad. pero como parece que a vos tampoco, y este sí te gustó un poco quizás a mi también me guste.