Pedro me escribe que ha leído mi blog. Que le resulta doloroso, pero lo hace sentir vivo. Eso dice. Entonces yo pienso en escribir para él, para que se encuentre aquí la próxima vez que lo visite, para acercarnos. Me pregunto qué quiere decir con eso de "sentirse vivo"; también me pregunto si esas han sido sus palabras o es el modo en que yo las interpreté. Si sentirse vivo es para él algo doloroso. En sus últimos correos lo noto batallando una vez más, se siente solo quizá, y algo perdido en un mundo, que dice él, está muerto. Entonces me imagino que es como uno de los personajes de Dick: tomó una nave, está en otra galaxia y se da cuenta que el desierto se apoderaa de nosotros, pero no puede gritarle a los muertos que están muertos, están demasiado ocupados producicendo, consumiendo, inmersos en esa muerte eterna de los europeos ricos. Sin embargo creo que tiene que haber algunos humanos por allí, alguien con brillo en las miradas que no sea una mera imitación de fina tecnología, alguien que siente el descarnado devenir de sus viajes, igual que él.
Me da por pensar que quizá esa misma aridez la experimentó acá, esa sensación de andar por ahí rodeado de cadáveres que fingen estar vivos, que eso lo asusta, como nos asusta a todos. Perderse o dejarse llevar por las oscuridades de su racioninio, a riesgo que irse para el lado de la locura, para el lado de los muertos.
Me habla de una vejez en Berisso y me resulta curioso. Yo también, cuando todos mis amigos se iban uno detrás del otro del país, me imaginaba a mí misma, en una vejez tranquila y apacible, tomando mate en la puerta de casa, en Ringuelet, o en el mar, esperando. Esperándolos a todos.
caprichos de palabras y colores para navegantes... "La palabra humana es como una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas". (G. Flaubert). Mis libros de narrativa publicados: la novela Último verano en Stalingrado (Grupo Editorial Sur, 2014); Alma rusa (Edulp, 2020, crónicas) y Yegua (Cuero, 2021, cuentos)
Etiquetas
abortos
Alma rusa
Amantes
América Latina
Amigas
Amigos
amigxs
animales
Artistas e imágenes
ASPO
Bibliotecas
Biografías
Cada día tiene su afán
canciones
Cine
Citas
Comunicación
Comunicación/Educación
Concursos
correspondencia con amigos
Crónicas post ballotage
Crónicas del Fin de los días más felices
Cuarentena
Cuentos
Cuerpo
Cultura
danza
De los blogs que me interesan
Del oficio de escribir
Edición
educación
Educativas
El Año que vivimos en peligro
Enfermedad
Ensayo
entrevistas
Eros
Estudios culturales
Exposiciones y espectáculos
feminismo
ficcionarias
FOXP2
fútbol
FX
Genocidio
hijos
Hispania Sefarad Iberoamericanos
Ideológicas
Impresiones
infancias
jardines
Kirchnerismo
La humanidad progresa
La Plata
Lecturas y escritores
Lo que la inundación nos dejó
Madres
Madres-padres-hijos
MemoriaVerdadyJusticia
Microrrelato
Mujeres
Música
Norteamericana
Novela
padres
pandemia
pedagogías
peronismo
Poder
Poesía
Política
Psique
Redes
Religiones
Reseñas
Retratos caprichosos
Sci fi
Serie homenaje a escritores
Series
Sion
Teatro
Televisión
Urbanas
Viajes
violencia
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Pedro, el viajero de otras galaxias
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Es horrible ser la que se queda para apagar la luz! Cuando la gente se va me desespero.
Pd: intenté dejar otros comentarios en otros posts pero no me permitía entrar, ahora parece haber vuelto todo a la normalidad.
Publicar un comentario