jueves, 1 de noviembre de 2018

Justicia para Lucía Pérez

Miro la cara de la piba
miro la mirada de la madre y los hermanos de la piba
miro la cara apenas sonriente de la piba, toda iluminada, toda ella prepotencia de vida que desea.
Miro el pelo, pelo, liberado, el piercing, la ceja bien delineada un poco levantada, los grandes ojos oscuros.
Miro en las redes a lo nefastos, miro sus asquerosas e inmundas caras, presiento su hedor, su inmundicia, me dan arcadas.
No puedo nombrar lo que tememos todas, las hijas, las amigas, las madres, la hermanas.
No puedo decir las palabras ni pensar que su última conciencia, su última imagen, su último contacto con otro ser humano haya sido este infierno.
Pienso que ojalá que Dios exista, y ojalá que sea en su infinita compasión dador de una muerte dulce a quien de este modo ha sido violentada.
Miro los ojazos de Lucía.
Y ruego que todo sea luminoso en su mirar por siempre.

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