viernes, 12 de octubre de 2018

Viendo

Quiero callar todo eso que antes de formar palabras hace dolor, hace daño.
Quiero decir todo aquello que si no se hace palabra hace dolor, hace daño.
Aprender a distinguir silencio de ahogo.
Palabra de insulto.
Quiero seguir queriendo así.
Serena.
En cuanto al que es mejor cuando es más íntimo que distante, qué sé yo.
No está mal haber dejado atrás la necesidad de poseer (y de ser a la vez libre), la urgencia
y ansiedad de las llamaradas confundidas con inseguridades &miedos&combos de angustias y paquetes de facturas de millones de años y galaxias que pesan en nuestras espaldas.
Y a veces arruinan todo lo que es diáfano, o podría serlo.
Lo difícil de escuchar lo que late, lo que surfea las olas verdaderas
que por lo general encubrimos para esconder lo que somos, o por supervivencia.
En cuanto a él, es un alivio haber abandonado la especulaciones.
Los toma y daca horrendos que nos vuelven fetiches mercancías y nos alejan de lo humano, de Dios, de los dioses, de lo que ama más allá de Narciso y sus espejos mortales.
En cuando a él, los cuerpos, jugamos a ser cosas para ser al fin más genuinos y menos egoístas.
Diera la impresión de que hay que dejarse ser para ser.
Palabras, montañas, canciones de Galilea, las preguntas de mis alumnxs que son como cometas lanzados al futuro, los ocasos de aquellas que ya empiezan a irse, los soles fulgurantes de los hijos que empiezan a coronar los cielos infinitos donde somos tanto, y tan poco.
Trepo la ola.
Caigo y me estrello.
Pero estoy mejor así, viéndote, viéndolos, viendo.

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