Decididamente cuando el nombre de un balneario, pongamos por caso, Valeria, va mutando con el paso del tiempo y al escuchar la palabra se abren para nosotros mil mundos, recordamos la lectura de A la sombra de las muchachas en flor, Balbec, (que, curiosamente, como en cierta forma una parte del eco de "Valeria", me remite a Poro, con Diana, con Eyra, con Sergio aún chico y madre, en relatos de veranos que no compartí).

Pero fue la infancia de J, mi pequeño tesoro rubio, su vida descalzo entre sapos y caracoles y perros sin dueño con los que trababa amistades entrañables que registran las fotos; con mi madre estrenándose en el abuelazgo, paleta, playa, dejar pañales, títeres y más títeres, en "Hemingway", en la heladería Cauca, en la rotonda, en Cariló, de día, de tarde, de noche, los Cazurros no eran conocidos, ni la Compañía del Juglar.
Y cargarlo a cococho por el bosquecito, volviendo dormido a departamento alquilado en Ostende, al límite, a pasos del viejo hotel en el que siempre me imaginaba escenas de Los que aman odian.
Ir de visita a la casa de B. (que fue mutando, de solitaria en la manzana, con el pinar en el fondo agreste a rodeada de hosterías y casas): uno de "los chicos" lee Agatha Christie; L. fuma, bella y displicente, en sus ensueños, el maratonista entrena y juega, con el tripero y mi hijo en las olas.
Y por supuesto hay otras Valerias, muchas, pero es hora de hacer silencio y visitar recuerdos.
3 comentarios:
que buenoooooo...te pasaste cin
sin palabras
sos talentosa en serio y tocas sinapsis neuralgicas.
gracias
Hola, yo ya tengo reservada una semana en un alojamiento en Carilo en el mes de marzo, quería saber a cuanta distancia estaba de Valeria del Mar, saben? porque nunca he ido y mehan dicho que es hermoso
Estás a unos 3 km y se puede llegar por la playa
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