No sé porqué sucede, pero a veces nos quedan grabadas en la memoria frases o títulos de libros o películas que descubrimos hace veinte años y de repente,¡pum! Irrumpen en nuestra mente. No sé en qué andaba mi cabeza cuando recordé el título de Un experimento con el tiempo, de John W. Dunne, leído por turnos con mis hermanos en un verano ya muy pero muy lejano.
Creo recordar, no estoy segura, que teníamos una edición prologada por Borges, de quien por entonces yo había estado leyendo algunas cosas vinculadas con esa extraña cosa a la que llamamos "tiempo", sin que nunca sepamos del todo a qué nos referimos.
Googleo un poco para aligerar el peso de mi desmemoria, porque en mis recuerdos se mezclan los climas oníricos con el relato científico del ingeniero aeronáutico Dunne.
Quien más, quien menos, los que leímos este libro, del que veces hablamos con A., hicimos la prueba de ejercitar la escritura inmediata de los sueños y de tener la libretita a mano en la mesa de luz. No sin asombro, descubrimos en alguna ocasión, que la tesis de Dunne podía comprobarse y que nosotros, humildes ignotos, éramos también capaces de navegar en las dimensiones del pasado y el futuro y soñar premoniciones.
Y por más recuerdos y lecturas, cada vez sé menos y entiendo menos esas categorías que, por no dejarnos vencer por el misterio, llamamos pasado, presente y futuro, entre risas o escalofríos.
2 comentarios:
y hablando de tiempo... en qué momento escribís y posteás??? en un tiempo paralelo como este mío en el que leo los diarios, cocino y opino en tu blog?
es posible, si es que el tiempo no existe, que escribamos y leamos dormidas?
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