martes, 12 de abril de 2011

Carol, un amor lésbico con final feliz

Patricia Highsmith (1921-1995) ha sido una de las mejores escritoras norteamericanas y es una de mis preferidas. Sin embargo, una de sus primeras novelas, Carol (1948), no gozó de popularidad por la decisión de sus editores que, tras el éxito de la película Extraños en un tren, para la cual Hitchcock se basó en su novela homónima, la "etiquetaron" dentro del género de suspenso o policial. Entonces no quisieron publicarle Carol, una historia de amor entre mujeres. 

Según cuenta la autora en el prólogo de una edición muy posterior a la escritura, se inspiró en una mujer muy elegante y bella que se acercó a comprarle, envuelta en pieles, en la sección de juguetería de unas grandes almacenes de Manhattan en la que estaba empleada un verano de sus 27 años.
Un amor narrado con la misma destreza para crear climas de intenso suspenso como hay en todas las tramas de Highsmith, para contar la historia de la joven escenógrafa Therese que trabaja circunstancialmente como vendedora mientras intenta romper con un novio que no la comprende y Carol, mujer rica, sofisticada y madre de una niña pequeña que acaba de divorciarse tras un matrimonio infeliz.
Cuando se publicó en 1953 en una edición de bolsillo,  Highsmith comenzó a recibir cientos de cartas de gays y lesbianas estadounidenses que le agradecían por haber escrito esa historia, probablemente la primera que contaba un amor homosexual con final feliz. Hasta ese momento,  [en las novelas estadounidenses] "los hombres y las mujeres homosexuales tenían que pagar por su desviación cortándose las venas, ahogándose en una piscina, abandonando su homosexualidad (al menos, así lo afirmaban), o cayendo en una depresión infernal.", escribe la autora en el prólogo de la re edición de 1989.
Tuve mi época Highsmith, en la que casi no podía leer otra cosa que sus atrapantes novelas policiales. Lo mismo me pasó con Carol, que descubrí allá por el 97 o 98, en una edición de Anagrama.

2 comentarios:

Ruth dijo...

no soy bloguera, ahora un poquito más, pero cada tanto entro en el tuyo..., solo el tuyo, aunque se que hay varios buenos y que debiera pispearlos, no hallo el tiempo, elijo otras cosas, qué se yo, hay tanto!!!!

Decía, cada tanto entro en el tuyo y descubro siempre que me cuesta salir, leo una entrada, luego otra de etiqueta diferente y así. Me maravillo y me enorgullezco y me emociono y me río.

Gracias Cin, escribís hermoso o debo decir "imprimís"

Palabrascromáticas (Cintia Rogovsky) dijo...

muchas gracias por todas y cada una de tus palabras. Un abrazo Ruth!