domingo, 29 de marzo de 2020

Quinta estación. Cuarentena

Y en la cuarentena , como si fuera una quinta estación, se precipitan (como en los preparados químicos) algunas soluciones.
Y algunas confusiones se disipan.
Es como entrar a otro orden del mundo en lo pequeño y en lo grande.
En primavera hay renacimientos, grandes enamoramientos, besos sonreídores y Martinis; en verano pasiones eróticas efímeras (y algunas que duran por décadas), Gin Tonic, Black Mamba; en invierno enfermedades e introspecciones que se llevan mejor con cognac, que no bebo, y tinto que disfruto; en otoño sexo melanco y té con jenjibre, miel y limón ...
Y en Cuarentena caen muchos velos.
Ni Apolo, ni Dionisio, querido Friedrich N.
Más Lou Andreas o Sabina Spilrein.
Se acomodan los melones y el amor sale nadando después de pasar esas rompientes engañosas.
Mar adentro, como bailando con delfines y surfers en un atardecer en Arenas Verdes.
Las pasiones de ayer (ayer es la estación anterior a la Cuarentena , tan cerca , tan lejos) ya consumadas o consumidas.
Los payasos apiñados en el circo ya no asustan ni hacen daño .
Oh libertad de este encierro.
Quizá en las próximas citas, cuando volvamos al deseo expresado de manera tangible, importe mucho menos la estupidez de aquello que me hacía decirte todo el tiempo quizás quizás quizás (pero mejor no) y pueda decir, probemos antes de que el invierno sea cada vez más crudo y más largo.

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