lunes, 14 de octubre de 2019

Home is were it hurts

"Home is were it hurts".
 (cita indirecta de Amélie Nothom en Golpeate el corazón).
En medio de mareas verdes y días de intensidades emocionales muy fuertes, leo una novela que es como su propio título, Golpéate el corazón, de Amélie Nothom.
Golpeó mi corazón, como me había anticipado M, quien sufrió del mismo efecto al leerla.
Tengo como el golpe rebotando todavía, pegó justo cuando la oscuridad avanzaba en corazones muy queridos y cercanos.
Como cuando una niña dorada estira el puño y no terminás de saber si está en posición de lucha o está pidiendo ayuda, o las dos cosas al mismo tiempo.
A veces nos cuidan las personas a las que deberíamos cuidar, y a veces es al revés.
A veces lxs más pequeñxs deben cargar demasiadas cruces propias y ajenas.
El corazón traicionado de esa forma no puede sanar fácilmente. A veces hace falta hundirse en un abismo cada vez peor para poder emerger y reconciliarse, al menos un poco, con ese territorio de la infancia que, si ha sido muy dolorosa, parece que no deja de sangrar jamás.
Y a veces, casi siempre, es el dolor el que engendra nuestras grandes fortalezas, vocaciones, compromisos.
Y aun así, a veces nos preguntamos ¿hace falta tanto dolor para las pibas?

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