Hace unos días, fui invitada a la presentación de un nuevo libro de los investigadores del grupo Appeal (Alternativas Pedagógicas para América Latina), Saberes: reflexiones, experiencias y debates.
¿Qué decir? Además de la riqueza del debate teórico, gratificante en particular para quienes aun sin ser pedagogos nos hemos apropiado de algunas de sus categorías de análisis (¡el maravilloso descubrimiento, en especial, para quienes aun con ese origen y mandato, hemos huido por diversas, complejas y , probablemente aburridas razones, de la “academia” de los “saberes socialmente productivos” que nos han dejado como el pecho henchido y la autoestima, que puede ser también colectiva y no sólo individual, a la altura justa , ni muy alta ni muy baja, para emprenderla en el terreno de la política, la realidad, el día a día!), que gracias a algunos de ellos hemos descubierto, que no siempre estamos condenados a "morir de pedagogía" (como esa condena a aburrirse como cuando se escucha durante horas a un radical, algo que Dante, de haberlo conocido, hubiera colocado en alguno de los niveles de su Infierno), en fin , una foto de época más que interesante, esta de poder escuchar a intelectuales, docentes, dirigentes sindicales y legisladores nacionales, en ese ámbito —cálido e imponente a la vez, como icono de la cultura, diseñado, creo, por Clorindo Testa en un rapto de homenaje modernista a algunos de los mejores aspectos del siglo XX, con los "fantasmas" de Borges, Cortázar, Arlt, Rodolfo Puiggrós y tantos otros merodeando por los pasillos—, rodeados de la muestra de grabados de algunos de los más valiosos artistas de la historia del arte nacional.
Y a este famoso Castorina, que urde el gesto y la trama de lenguaje exacto para provocarnos, aun en esa hora tardía de una semana tan intensa, a pensar. ¡Pensar! ¡Pensar de otro modo, pensar lo que no hemos antes pensado, o no sabemos que hemos pensado o que somos capaces de pensar! ¡Y pensarlo con otros que lo hacen, y enseñan y comparten!
Y mientras la mirada se pasea, siempre curiosa, por los desnudos y los poderosos contrastes de las xilografías y las aguafuertes, escuchar a Marcela, su invocación del Sur hacia Norte, con esa tonada mexicana que en mí, no sé por qué —más bien, sí lo sé, pero acá no viene a cuento— me trae recuerdos de un país que no conozco y quizá no exista más que en los sueños que se han alimentado de relatos y palabras escuchadas a mis amigas argenmex —platiquemos harto bonito, me dice Vicky una noche, en la ya lejana adolescencia y yo le hubiera contestado, si no hubiera temido parecer muy bruta, ¿lo qué?—, a mis maestras argenmex, en particular a Adriana; al mejor escritor latinoamericano de los últimos años —chileno, mexicano y español, ¡ay, y argentino, si fuera acaso posible, por qué no!— el gran poeta y novelista y cuentista, Robert Bolaño, (Deux est machina).
Gracias, a todos, en particular a Adriana, Lidia, Marcela, y Ariel, por hacernos sentir, a los legos, tan cómodos y tan en casa, entre pedagogos e intelectuales de otras layas, saber que no somos sapos de otros pozos.
Y a este famoso Castorina, que urde el gesto y la trama de lenguaje exacto para provocarnos, aun en esa hora tardía de una semana tan intensa, a pensar. ¡Pensar! ¡Pensar de otro modo, pensar lo que no hemos antes pensado, o no sabemos que hemos pensado o que somos capaces de pensar! ¡Y pensarlo con otros que lo hacen, y enseñan y comparten!
Y mientras la mirada se pasea, siempre curiosa, por los desnudos y los poderosos contrastes de las xilografías y las aguafuertes, escuchar a Marcela, su invocación del Sur hacia Norte, con esa tonada mexicana que en mí, no sé por qué —más bien, sí lo sé, pero acá no viene a cuento— me trae recuerdos de un país que no conozco y quizá no exista más que en los sueños que se han alimentado de relatos y palabras escuchadas a mis amigas argenmex —platiquemos harto bonito, me dice Vicky una noche, en la ya lejana adolescencia y yo le hubiera contestado, si no hubiera temido parecer muy bruta, ¿lo qué?—, a mis maestras argenmex, en particular a Adriana; al mejor escritor latinoamericano de los últimos años —chileno, mexicano y español, ¡ay, y argentino, si fuera acaso posible, por qué no!— el gran poeta y novelista y cuentista, Robert Bolaño, (Deux est machina).
Gracias, a todos, en particular a Adriana, Lidia, Marcela, y Ariel, por hacernos sentir, a los legos, tan cómodos y tan en casa, entre pedagogos e intelectuales de otras layas, saber que no somos sapos de otros pozos.
Puiggrós, Adriana (Dir.), Rodríguez, Lidia (Coord.)Saberes: reflexiones, experiencias y debates, Galerna, Buenos Aires, 2010.
Presentado en la Biblioteca Nacional, jueves 18 de marzo.
6 comentarios:
Muy sentida la expresión de lo que experimentaste...México es muy parecido a lo que nuestras amigas expresan. Le agregás unos "tacos al pastor" y un Margarita y....
Y ellas que son tan cálidas, tan afectuosas que te roban el corazón...
Castorina es un chanta que nada sabe y como esta muy prendido se anota en todas.
Creo que te estás volviendo vieja, porque te juntás con viejas. Una pena.
Me estoy volviendo vieja, probablemente, por muy diversas razones entre las cuales, el paso de los años no es irrelevante. No sé si será por vieja pero este tipo de comentarios cuando están formulados de manera anónima, me parecen cobardes.
¿Esa viki es una que yo conozco?
algún día debería animarme a entrar en la reflexión pedagógica.
pd. un comentario bobo el anónimo, de un juvenilismo idiota.
Sí, es Vicky!!!! Y no sé si te conviene entrar en la reflexión pedagógica, creo que era Marechal el que decía que se puede morir de pedagogía, no?
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