En vacaciones he estado leyendo mucho. Leí Los Inconsolables, de Ishiguro. Se trata de una novela que le había regalado hace años a A pero que nunca había leído yo, y es raro porque casi nunca regalo un libro que no me haya pertenecido como lectora. Sin embargo ocurrió con este libro algo parecido a lo que le sucede a Míster Ryder, el protagonista: viajó de ciudad en ciudad y de continente en continente, para llegar otra vez a mis manos, de las que partió, y conmoverme.
Así que allí, en la playa, comencé la lectura de sus cerca de 600 páginas. Me atrapó, de entrada, el humor y una cierta atmósfera que me recordó vagamente a Nabokov, algo a Kafka y, más tarde, sólo al propio Ishiguro. Al igual que el prestigioso pianista Ryder, entré desprevenida al hotel de esa ciudad de Europa del este en la que se está preparando el gran concierto para el jueves y ya no pude evadirme ni un instante, ni para recuperar "el resuello", de las historias de los personajes que invaden a Ryder, lo demandan, le suplican, le piden, lo someten a escucha, lo desvían de sus planes, le confiesan sus intimidades. Habitantes de una nostalgiosa pasión musical algo enfermiza, expectantes de una redención colectiva, cuando no individual, por medio del concierto que tanto anhelan, fui conociendo a Sophie, a Boris, a Stephan, al Director del Hotel, a Brodsky, el director de orquesta borracho y acabado, a la señorita Collins, a la empleada del metro, al mozo del hotel, al café de Hungría, a las edificaciones junto al lago artificial, a los más atroces y sutiles conflictos padre-hijo/hija; marido mujer, a largos desencuentros que se ocultan tras señales mal interpretadas, la soledad, la esperanza. Del humor absurdo al humor opresivo, del roce sutil con el ridículo, al que nunca llegamos pero bordeamos en varias ocasiones, vamos descubriendo que lo único que realmente no importa es lo que todos están esperando.
caprichos de palabras y colores para navegantes... "La palabra humana es como una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas". (G. Flaubert). Mis libros de narrativa publicados: la novela Último verano en Stalingrado (Grupo Editorial Sur, 2014); Alma rusa (Edulp, 2020, crónicas) y Yegua (Cuero, 2021, cuentos)
Etiquetas
abortos
Alma rusa
Amantes
América Latina
Amigas
Amigos
amigxs
animales
Artistas e imágenes
ASPO
Bibliotecas
Biografías
Cada día tiene su afán
canciones
Cine
Citas
Comunicación
Comunicación/Educación
Concursos
correspondencia con amigos
Crónicas post ballotage
Crónicas del Fin de los días más felices
Cuarentena
Cuentos
Cuerpo
Cultura
danza
De los blogs que me interesan
Del oficio de escribir
Edición
educación
Educativas
El Año que vivimos en peligro
Enfermedad
Ensayo
entrevistas
Eros
Estudios culturales
Exposiciones y espectáculos
feminismo
ficcionarias
FOXP2
fútbol
FX
Genocidio
hijos
Hispania Sefarad Iberoamericanos
Ideológicas
Impresiones
infancias
jardines
Kirchnerismo
La humanidad progresa
La Plata
Lecturas y escritores
Lo que la inundación nos dejó
Madres
Madres-padres-hijos
MemoriaVerdadyJusticia
Microrrelato
Mujeres
Música
Norteamericana
Novela
padres
pandemia
pedagogías
peronismo
Poder
Poesía
Política
Psique
Redes
Religiones
Reseñas
Retratos caprichosos
Sci fi
Serie homenaje a escritores
Series
Sion
Teatro
Televisión
Urbanas
Viajes
violencia
miércoles, 30 de enero de 2008
Los inconsolables
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario