domingo, 18 de marzo de 2012

Una conversación con Dios

                                              "La verdad siempre está en el exilio" (Baal Shem Tov, maestro del hasidismo)

"Aún en una nota más ligera, el judaísmo es una conversación con Dios", afirma George Steiner en unos de las más lúcidas reflexiones acerca del judaísmo que he podido leer: "Sión" en Los libros que nunca he escrito (FCE, Buenos Aires, 2008).
Auto de Fe. Pedro Berruguete. 
¿Qué es ser judío? Se (nos) han preguntado los judíos desde aquellos lejano días del mito fundante, en el desierto, en el cautiverio egipcio, en Alejandría, en la amada Sefarad. ¿Por qué los (nos) persiguen? Algo habrán hecho.¿Por qué los odian todos? ¿Por qué huyen? "Supongo que andaba como alguien a quien le pisan los talones dos mil años de amenaza." (Steiner, 2008:127)
No soy, pues mi madre no lo es. No soy pues mi abuela es católica apostólica romana.
No soy, porque no quiero estar siempre en la frontera, observada, sospechosa, siempre cargando una culpa, la del pecado original y la de no haberme doblegado al "acto más trascendente de odio hacia uno mismo que ha habido en la historia judía": el mandato paulino, su propia conversión que se vuelve aversión a sí mismo. Y que luego se repetirá, dice Steiner. ¿En Marx, en Freud, en Einstein? ¿Y Kafka, no es acaso el mejor ejemplo?
Converso. Renegado. Ateo. Marxista. Guerrillero.Marrano.Banquero. Capitalista .Rata. Escoria. Bolche. Inmundicia. Piojo. Cobarde. Soberbio. Puta.Sionista. Comunista. De mierda. Proyanqui. Asesino de niños palestinos.Víctima. Zurdita.Sinarquía internacional. Chivo expiatorio. AMIA. Embajada de Israel. Cerdo.Músico. Historiador.Cagón. Puto. Asesino de niños. Envenenador del agua. Transmisor de la peste. Avaro. Usurero. Intelectual.
No soy porque no me enseñaron los rituales, ni las comidas, ni a pronunciar las palabras que abren las puertas de los linajes, ni los conocí, apenas dos tumbas silenciosas sobre las que padre llora, mientras me abraza porque de algún modo, allì estamos, juntos, admitiendo, aceptando, que no hay  escapatoria, se asuma o no, se nombre o no.
Matanza de judíos en Barcelona en 1391(Josep Segrelles, ca. 1910) 
Lo sabremos cuando llegue la hora de la persecución, que siempre retorna. Se actualizan los Autos de Fe. Se materializa en Auschwitz, en el Gulag, en la ESMA. Lo vemos en el doble castigo que supone ser judío cuando se impone el terrorismo de Estado, en la Guerra de Malvinas, en los ataques al Gobierno de CFK o La Cámpora por parte de los voceros de los reaccionarios que trabajan en Clarín o La Nación. Recordemos las palabras del Talmud: "es mejor figurar entre los perseguidos que entre los perseguidores."
Todos somos judíos, si tan sólo nos hemos hecho esa pregunta por la identidad. Si cargamos como una misión para nuestro paso por este mundo la responsabilidad de una ética de la palabra, del nombrar con la mayor precisión posible las cosas. Pues sabemos que el nombrar es uno de los principales dones que Dios le dio a Adán y a nosotros,sus descendientes, aunque ya no creemos en Dios, aunque inventamos la religión monoteísta y la finitud de la humanidad, aunque persuadimos a muchos de nuestros vecinos y herederos, sin usar la fuerza sino la educación, la reflexión, la conversación dialéctica, la antítesis permanente ( la palabra).
Creadores de mitos, destructores de mitos. Dios único y "el opio de los pueblos". Pogromos. Hogueras. Puertos. Éxodos. Shoá. Desiertos, el judío errante es el eterno exiliado, el emigrante, el marginal. Campos de exterminio y aún así. Siempre queda la palabra.
La memoria que debe ser preservada, El Libro, que enseña que "quien salva una vida salva a la humanidad", la tradición que dispone que hay Ley, y puesto que hay Ley, esta puede ser obedecida o transgredida, y que de esos actos habrá consecuencias. Una ética de la obediencia y una de la rebelión. Trotski. Y el complejo de Edipo.
Babel. Roman Jakobson, Benjamin, Chomsky, la lengua. "El judío es un analista, un expositor" (otra vez G.S, citando a Wittgeinstein). "El judío ha hecho de la palabra escrita su pasaporte durante siglos de desplazamiento y exilio." (Steiner, 2008:124)
Vitreaux de Chagall, sinagoga hospital Hadassah, Jerusalén. 
¿Y qué le diré a C, como para empezar esta aventura que ella me propone? ¿Emile Zolá y su Verdad, del que poseo una edición en dos tomos que le fuera regalada a mi padre a fines de los años 40', cuando todavía en las escuelas publicas los chicos no católicos eran enviados al recreo o a sus casas en la clase de catecismo como aún sucede en Salta, por su tía Rosa Scheiner, una inmigrante rusa que trabajó en la Buenos Aires de los años 30 y 40 como traductora para varias editoriales? ¿El Génesis o, mejor, todo el Pentateuco completo, del cual es deudora casi toda la literatura? ¿Le diré que siga los caminos de Swann, desde su consagración entre la creme de la sociedad del faubourg Saint Germain a su volverse sospechoso y vapuleable durante el caso Dreyfus? ¿Le hablaré de La tierra de Canaán, de Asimov o de Las memorias de Abraham, del polaco Marek Halter? ¿Orlando Figes y su historia rusa? ¿O S. Zweig, o Vasili Grossman,  o Solzhenitsyn y su Doscientos años juntos, o el mismo Bellow al que ella me recomendó en su momento Moisés y la religión monoteísta, de Freud, o la autobiografía de Groucho Marx? ¿La Sefarad que también narra Edna Paris en su El fin de los días, Los judíos en España: una historia de tolerancia y tiranía", o la historia askenazi o mizrají? ¿Le convendrá leer de los pogromos medievales o de la obstinación, el mandato de este pueblo por la supervivencia de su identidad cultural y su obsesión por la transmisión generacional de saberes, aún en las peores circunstancias, su pasión por el debate interminable de ideas, por escolarizar a sus hijos? ¿Le diré que converse también con nuestra amiga M.S. en http://emeese02.blogspot.com.ar/? ¿Que leamos, ambas, a Hannah Arendt, y a su amante, el gran filósofo nazi M. Heidegger? ¿O a Mircea Eliade?
Pasternak, "Palestina", pastel s/papel, 1924.
Dice el Qohelet (Eclesiastés) que en el judaísmo nunca se acaba de hacer libros y libros sobre libros."Un judío es alguien que lee con un lápiz en la mano porque se propone escribir otro libro mejor."(Steiner, 2008: 122). Me encanta esta cita. 
El Exódo se lleva en la memoria colectiva y es allí donde se aprende a ser invitado y, por lo tanto, también anfitrión. Este es un precepto ético del judaísmo que no debería ser menospreciado. Sospecho que C. sabe perfectamente que nadie puede guiarnos en este tipo de búsquedas, que apenas podré sugerirle algunas pistas para entrar en el rompecabezas con principio y sin fin, esa tierra prometida que supone hurgar en el pasado, en la historia de quién es uno, los otros, el Otro, y las formas en que sobre todo eso escribimos, imaginamos,decimos y pensamos el hoy y el mañana. Porque al final "donde no hay paradoja, no hay vida", como dice S. Bellow en Jerusalén, ida y vuelta (2009:.25)

4 comentarios:

Alvaro Fuentes dijo...

Siempre es estimulante revisitar ese territorio cultural e identitario del judaísmo en su tradición escrita. Me sumo a la recomendación del suizo Steiner, quizás el mejor filósofo de la contemporaneidad, y agrego a Primo Levi, con sus testimonios de los campos de concentración, y a nuestro querido Ricardo Forster, sobre todo con su libro El exilio de la palabra, justamente sobre la cuestión judía. Un saludo.

Palabrascromáticas (Cintia Rogovsky) dijo...

Gracias Alvaro, no leí el libro de Forster, lo voy a tener en cuenta en esta suerte de desordenadas y caprichosas coordenadas para mi amiga C

alvaro fuentes dijo...

Aclaración: hablando estos días con un profe amigo, aparentemente Steiner no es suizo sino austríaco. Me habló de un libro autobiográfico que escribió el filósofo, que creo se llama "Errata", que es un interesante testimonio para tener en cuenta también.

Palabrascromáticas (Cintia Rogovsky) dijo...

Gracias Alvaro. Por lo que sé de su vida y he leído de él (por ejemplo en "Extraterritorialidad") de algún modo era un cosmopolita, que enseñaba en universidades de Europa y Estados Unidos y vivía un poco acá y allá.