jueves, 28 de noviembre de 2019

Soy la gata que camina libre

«El Gato dijo: ‘No soy un amigo, no soy un criado. 
Soy el Gato que camina libre y que desea ir a tu Cueva’».  
Rudyard Kipling

Nuestra gatita ha sido atropellada. 
La buscamos durante tres días largos y ansiosos.
Pusimos carteles y preguntamos por los negocios y las casas, y las redes.
Creímos que se había asustado por la tormenta, que tal vez se hubiera caído, que volvería.
No voy a poner otra foto de Libra aquí, nuestra gatita, porque me dan ganas de llorar.
Toda la manzana está llena de fotos en los carteles de búsqueda que hicimos. Salgo a la calle y bajo la vista porque ya no hay esperanza de encontrarla.
Son los gatos los que nos hacen ser de tal o cual forma en su compañía. Cada gato tiene su modo de ser felino y estoy segura de que una educación completa tiene que incluir la convivencia con animales como ellos.
Hay gatos ariscos y elegantes, gatos locos, gatas mimosas y tiernas, gatos alegres, distantes, sabios, desdeñosos, lejanos, pesados. Gatas misteriosas que un día se ausentan y luego reaparecen enredándose entre tus piernas en el momento menos esperado.
El obstetra que nos trajo al mundo a mi hermana y a mí solía decirle a mi madre que las embarazadas se favorecerían de observar partos de gatas. Vi parir a varias, ayudé incluso a alguna que tuvo dificultades y es por eso que me asombra la gente que sostiene que los gatos no son agradecidos o leales.
De todos los gatos que han embellecido mi vida, desde que tengo recuerdos e incluso, marcas en el cuerpo, nuestra gatita Libra fue la que menos tiempo vivió. 
Hemos cuidado gatitos por un tiempo, regalado gatitos de distintas camadas, enterrado gatos y gatas que pasaron una vida con nosotros.
Rocamadour, sin ir más lejos, nacida en un bar  rockero platense a fines de los 80, que llegó a mi casa en la mochila de mi hermana y en bicicleta para serme obsequiada en plena época de lectura cortazariana, allá por mis 16 o 17 y vivió 19 años.
Toé, rescatado en la infancia con mis amigues "pedagógicos", abandonado con otros gatitos en un terreno lindero al camino donde su madre había sido atropellada.
Los gatos que pueblan novelas y cuentos que he leído, las gatas que acompañaron cada etapa de mi vida.
Gatos que se quedaron con algún ex, gatas que se quedaron conmigo, cuando las parejas de rompieron.
Maguita, 16 años acompañando a mi familia hasta que este año nos abandonó, pertenecía a esa especie de gatas elegantes, distantes, desdeñosa en su independencia pero vulnerable al cariño de mi hijo.
Maga, libre y corajuda.
Está pequeña Libra era una gatita tan alegre y mimosa como pocas he visto, llena de energía y capaz de iluminar nuestras noches con su modo Pelusón of Milk.
El calorcito de su compañía y alguna confusión que la llevó a creer que era una perrita, así que seguía a mi hijo por la casa y lo esperaba detrás de la puerta cuando sentía la llave girar, o se quedaba tranquila en sus hombros como una pequeña estatua egipcia.
¿Cómo es vivir sin animales?
¿Cómo es  vivir sin gatos, estos seres tan inteligentes y bellos?
Me dicen que hay que tenerlos encerrados para evitar que los maten pero yo aún no sé cómo pueden vivir los gatos sin libertad, incluso en este mundo violencia.
Adiós gatita hermosa. 

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