Otra vez el desierto, otra vez la sed, otra vez caminar con el cuerpo engripado intentando ganarle batalla al cansancio y al tiempo.
Estudiar como para no perder la fe y estas ganas de llorar por tantos motivos que ya no sé si es llanto o lluvia que se me ha metido en el cuerpo.
Y una tonelada de vidas desperdiciadas y está maldita conciencia de finitud.
Como la flor del río de los pobres, que a todos sorprende por su efímera belleza inesperada: así intuyo que volverá el amor cuando dejemos atrás este nuevo desengaño para el montón que forman nuestra colección.
Pero dejemos un poco el tango (te volviste tango, lluvia, se fue el verano), bailemos un rock & roll, olvidemos todo de una vez, tengamos sexo como si fuera un pogo de juventud.
Por eso bailo aunque ya mis piernas no me sostengan.
Por eso resigno paz para soñarte a vos.
Porque hasta el último aliento
y el último síntoma
de este lado es mi pelea.
Y no del lado de los mudos muertos en vida.
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