viernes, 2 de noviembre de 2018

Bienvenida al club

"Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera".
(Ana Karénina, León Tolstoi)

Bienvenida al club, me dijo, y me llevó a dar una vuelta manzana, mientras fumábamos nuestros cigarrillos, él rubio, yo negro.
Era un tiempo en que la gente fumaba y no se la consideraba por eso fea, sucia y mala.
Mis piernas me sostenían apenas, no había comido nada en los últimos días.Su bienvenida era a la orfandad.
Nosotros nos distinguíamos por eso. Vivíamos en un país de orfandades prematuras, de genocidios, y también en familias de locuras, enfermedades que arrasaban, dolencias vergonzantes.
Eran esas edades donde te parece que todas las demás familias son mejores, más felices, más sanas, armónicas. Matrimonios duraderos y enamorados, abuelos vivos, padres y madres que no nos dejan huérfanos.
Bienvenida, me dijo.
Éramos del club, del club al que ya pertenecían demasiados amigos y amigas, ese del que los demás creen entender de qué la va pero no lo entienden. Una tampoco.
Algunos y algunas fuimos abandonados primero, antes de la muerte. Por decisiones, exilios, enfermedades.
A otros nos los quitaron.
Fuimos adultos repentinos, apenas saliendo de la inocencia, ya responsables de otros y de nosotros, nuestras amistades se hicieron maternizantes y paternizantes, y de una clase de fraternidad que no se aviene a otros moldes.
La vida en nuestras manos. Los rituales de velorios y entierros en nuestras manos. Las herencias perdidas en nuestra manos. Las pérdidas en nuestras manos inexpertas y necesitadas de amor.
Los duelos de lo que puedo haber sido, en nuestros cuerpos.
Todos quieren que comas, que te alimentes, todos ven que tu peso se desliza hacia una infancia-fantasía-protectora.
Y él, ahí, te banca el cigarro, te banca, te comprende.
[Después arruinamos esta amistad, pero esa es otra historia, y eso no borra la noche del velorio, ni otras noches, y días y años].
Ahí estamos.
Y hay que agradecer, porque en ese club hay membresías muy anteriores. Apenas bebés. O bien sin ninguno de los dos, ni madre ni padre, ni patria, ni amor.
Yo lo recuerdo así, era mi amigo, diciéndome eso, encendiendo mi cigarro, sosteniendo mi andar tembloroso, abrazando mis hombros vencidos, mi mirada cayendo al abismo de lo desconocido.
Él, y su humor corrosivo, bienvenida al club.

1 comentario:

fillikir72518 dijo...

A powerful share, I just given this onto a colleague who was doing a bit of analysis on this. And he in reality purchased me breakfast as a result of I found it for him.. smile. So let me reword that: Thnx for the treat! However yeah Thnkx for spending the time to discuss this, I feel strongly about it and love reading more on this topic. If possible, as you turn into expertise, would you thoughts updating your blog with more details? It's extremely helpful for me. Massive thumb up for this weblog publish! best online casino