sábado, 3 de noviembre de 2018

Primavera

Como un castillo de naipes, todo así de pronto derrumbado. En el piso sucio, vulgar, como cualquier subsuelo que ha permanecido oculto y sin luz, las cartas han perdido toda magia, el truco falla, la espera termina.
Como el mago descubierto en su secreto, lo que era asombro y admiración se vuelve vano.
No tendría que haber tantos juegos de espejos y espionajes para quienes desean permanecer habitando simulacros.
Caminando en la cornisa, el hartazgo del ego promueve pasos en falso y el tropiezo ya no es amor, es desencanto.
Como las burbujas con las que juegan los niños, subiste y en lo alto, al estallar todo se ha desvanecido.
El fantástico aventurero se convirtió en un perro que ladra y ladra y ladra.
Y no muerde.
La montaña mágica de cumbres borrascosas, un terraplén apenas.
La noche me cobijó como si la lluvia no tuviera importancia y esta mañana, sol y colibríes.
Imágenes paganas.
Colores santos.
Un remolino mezcla.
Prados y vergeles.
Calorcito en el cuerpo, bienvenida primavera, ya era hora.

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