martes, 20 de marzo de 2018

Pero esta niña

Pasó un año, dos quizás, tal vez mil.
Otra vez las niñas en el desierto contra Goliat.
Stephen Hawking lo sabrá, aunque momentáneamente se encuentre ausente de esta dimensión.
Dejamos mensajes para el futuro y para los viajeros del pasado. Confieso que a mí los del pasado a veces me pesan, me hunden como piedras al cuello en mar adentro, y aun así, me cuesta dejarlos atrás.
Los del futuro, bueno. Una siempre camina en la cornisa, entre el deseo esperanzado, el optimismo de la razón, digamos, y el pesimismo de cualquier racionalidad sensata y observadora.

Fuente: 

Veo a las pibitas palestinas resistir heroicamente a los soldados robot y pienso que sus vidas condenadas valen más en esos instantes que tantas sobre vidas de pusilánimes cómplices de la muerte.
Ilustración de Juan Marchesi
(La niña que iluminó la noche, de Bradbury)
Eso iba pensando...En las formas del espanto y la crueldad con la que los seres humanos nos matamos, esas formas en las que el poder destruye cruelmente lo bello, lo noble, lo vivo, y también en las formas en las que la vida resiste, en el fulgor de las miradas de las víctimas que, ante el verdugo y ya próximo el castigo, lanzan llamaradas que hacen temblar a la muerte.
Pero eso en un sentido cósmico, porque si una escucha el palpitar de sus corazones, y el de sus madres, padres y hermanos, es casi imposible preferir la elegía de lo heroico por sobre la vida, vida digna; vida: que crezcan, que amen (amén) , que puedan gozar...
Siempre la muerte ganando al final casi todas las batallas.
Pero está esa niña que lucha, por amor lucha, por amor a su familia y a su tierra, por amor a su libertad y a sus sueños. Por amor.
Y justo paso por tu casa, y aunque no sepa muy bien quién sos, aunque la oscura noche caiga una y otra vez sobre nosotros, aunque este planeta se termine y el tiempo, si es que existe, se agote, sonrío.
Sorprendida de que estés siendo tan vivo y donador de vida, justo vos,  señalado por pasar los límites de la muerte.
Si fuéramos de otra galaxia, si fuéramos en otro tiempo (si tal cosa existe), si fuéramos antiguos habitantes del Mediterráneo no esclavos, si fuéramos lectores de Swedenborg, si tuviéramos menos prejuicios, comprenderíamos que hay leyes de compensaciones y correspondencias.
Y hay quienes no quitan a la naturaleza nada directamente (aunque lo tomen de otros que lo roban brutalmente y poseídos de una crueldad propia de la era de Creso), pero  tampoco dan nada y alrededor de ellos, todo es páramo y desierto inerte.

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