"Para gozar de esa magia, el lector inteligente lee el libro genial no tanto con el corazón, no tanto con el cerebro, sino más bien con la espina dorsal. Es ahí donde tiene lugar el estremecimiento revelador, aún cuando al leer debamos mantenernos un poco distantes, un poco despegados. Entonces observamos, con un placer a la vez sensual e intelectual cómo el artista construye su castillo de naipes, y cómo ese castillo se va convirtiendo en un castillo de hermoso acero y cristal". *
Mariposa dibujada por Nabokov |
Como una mariposa, una vez que se cae en la red de las novelas de Nabokov es imposible sustraerse a la fascinación de su escritura.
En este caso, sin embargo, la cita pertenece a uno de mis libros favoritos, que reune sus cursos de literatura europea.
Al igual que en su obra narrativa, en las clases Nabokov se mantiene al margen del dogma y las modas académicas, enseña a leer a sus alumnos a su modo y a gozar de la obra de sus admirados Jane Austen, Stevenson, Dickens, Proust, Kafka, Flaubert, Joyce.
Una de sus recomendaciones más preciadas, que tengo siempre presente como un mantra es, tanto para los escritores como para los lectores: "acariciad los detalles".
Quizá en ese aprendizaje con variantes de científico y detective acerca de la literatura influyó también su otra gran pasión, las mariposas, en particular las Polyommatus azules. Experto entomólogo y uno de los más grandes escritores del siglo XX, los lectores siempre podemos volver a sus textos y gozarlos.
Porque como él mismo afirma respecto al objetivo de sus cursos: “En este curso he tratado de revelar el mecanismo de esos juguetes maravillosos que son las obras maestras de la literatura. He tratado de hacer de ustedes buenos lectores, capaces de leer libros, no con el objeto infantil de identificarse con los personajes, no con el objeto adolescente de aprender a vivir, ni con el objeto académico de dedicarse a generalizaciones. He tratado de enseñarles a leer libros por amor a su forma, a sus visiones, a su arte”.
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