La violencia sin causa aparente, el mal banal, la emergencia repentina del lado oscuro de las personas, el ensañamiento grupal contra una víctima indefensa, ese es el clima de los cuentos de Ferdinand Von Schirach. Bien narrados, austeros, descriptivos, este abogado penalista devenido escritor de moda no juzga a sus personajes, la mayoría criminales, asesinos, violadores.
Cuenta sus crímenes, explica con distancia sus motivos: cómo les fue en el proceso penal en los que el narrador interviene en primera persona como abogado defensor. Alguna vez expresa sus posiciones respecto a la eficiencia o fallas de la ley penal alemana, o de los artilugios legales que les permiten zafar de la condena a los culpables.
La crítica lo ama.
Porque Von Schirach, que se hizo conocido con los relatos de Crímenes (2011), "conoce el alma humana", comprende, es sobrio, inteligente. Utiliza los recursos narrativos despojados que gustan a los lectores contemporáneos. Te pone nerviosa, en cierta forma como te ponen nerviosa los climas de Patricia Highsmith o las películas de Hitchcock en las que cualquiera, la persona más corriente y común puede (usted lector/espectador, incluso) convertirse de pronto en un brutal asesino. Te cuenta cómo mataron a una niña o la violaron (casi) como quien cuenta cómo prepararon un omelette.
Me pongo nerviosa.
Los alemanes, he de confesar, siempre me ponen un poco nerviosa cuando narran crímenes, aberraciones.
Y lo googleo. En una entrevista del año 2011 en El País, él dice:
"Hay crímenes que siguen siendo horribles por mucho que los traduzcas en palabras, como los de los nazis. Los crímenes políticos son injustificables e imperdonables. Son crímenes planificados en un escritorio, fríos y organizados. Para mí, carecen de interés. Tampoco me interesan los de los psicópatas, los enfermos, gente que tiene límites mucho más bajos para la reacción afectiva que nosotros. Nosotros vemos a una mujer desnuda y si es guapa nos alegramos, el psicópata necesita arrancarle la piel para sentir la misma felicidad. Mucho relato policíaco trata solo de eso, de un desorden mental: no me interesa. En una tercera categoría están las personas normales que en algún momento salen de la sociedad, toman un camino equivocado, un camino que les lleva a un lugar en el que el hielo se resquebraja bajo sus pies. No se diferencian de nosotros, pero les pasa algo y reaccionan así. Es difícil explicar lo que les pasa por la cabeza. Lo que los lleva a asesinar. Pero muchas veces es una cuestión de grado. Si en una discusión con tu pareja gritas, eso no está lejos de insultar, y de ahí a la primera bofetada hay un recorrido no muy largo y no cuesta tanto pasar al puñetazo."
También confirmo una sospecha, el lado oscuro del escritor: es el nieto de Baldur Von Schirach, uno de los jerarcas nazis "arrepentido" en los juicios de Nuremberg.
Y tal vez por eso me sentí interpelada por la tapa de su libro de relatos, Culpa.
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