viernes, 3 de diciembre de 2021

No digo que la verdad esté en el exilio


 La portada la elegí consultando amigas y familia con saberes de arte, mientras mi espalda rota descansaba en un colchón amoroso, y mis ojos rejuvenecían mirando el paraíso hecho de laguna silvestre y milenario Lago Argentino.

El mensaje de P (que pertenece a la liga de los dos P de cuero, #saynomore) llegó por WhatsApp, las propuestas eran una más linda que la otra, se había captado algo que yo no sabía.
(Conviene señalar que yo nunca, o más bien casi nunca, sé).
Quién puede saber sobre qué escribe, hasta que escribe, dijo una gran maestra loca escritora. Rota.
Como tantas mujeres que escribimos.
No digo que la verdad esté en el exilio, pero en esos márgenes y fronteras siempre hay algo, además de viento patagónico y melancolía.
Rosas en el viento y melancolía.
Canciones y melancolía.
Todo este dolor que se quedó en las vértebras, todo esto que ya no puede sostener casi nada. Casi ninguna mentira, casi ninguna farsa, casi ninguna desilusión más, media desesperación y un vaso de vino, y una canción de Dolores Solà cantada una noche primaveral en el Teatro Argentino, ponele, y esos recuerdos de los muertos que son yo, y esos recuerdos de los vivos que ya no nos quieren.
Y aun así, acá, en esta humedad platense, habrá obras nuevas, mariposas, besos, poesía.
Y ojalá encuentren algunos corazones predispuestos.

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