No sé cómo ni cuándo ni dónde empezó.
No sé si fue la hija pequeña de una "bruja" quemada, acusada de "comerciar con el Maligno", cuando en verdad salvaba vidas de sus hermanas.
No sé si fue la madre de la joven inca de dura mirada que tuvo que observar cómo el conquistador la violaba antes de matarlas a ambas.
No sé si fue la escritora que se escondía detrás de un seudónimo masculino, la hermana de la que limpia la mierda en los baños de la ricos y baja la mirada ante los ojos libidinosos de un patrón que la mira desde arriba, o la Evita de fuego que cachetea con insolencia y sed de justicia a los machos cobardes y prepotentes que le desean cáncer y olvido.
No lo sé.
La piba de la villa, la maestra que viaja esta mañana en el tren del frío y el miedo, la enfermera que pincha el brazo de la anciana moribunda con más compasión que ley, la amiga que acompaña a la adolescente que va a hacerse un aborto en la soledad de un barrio que todavía no despierta.
Ahora que sí nos ven.
No sé.
Mi madre que me enseñó a luchar por nosotras, antes su madre y la madre de su madre.
Las mujeres que no se animaron hasta ahora, y las que actuaron siempre como valientes, aunque no lo fueran.
Las locas que rondaron la Plaza para pedir por los que más amamos siempre.
No sé.
No sé si todo ese verde, si todo ese llanto, si toda esa humillación, si toda ese pijaso impuesto, si toda esa marcha de siglos, de hambre, de sueño y sueños, si todos esos arados y fusiles y espaldas agachadas curtiendo la tierra para alimentar a los que amamos, si todos los libros y la música y las noches de insomnio, y los amores a hombres cuyos abrazos a veces son como osasis.
Si sos partos en camillas frías, si esos abortos en lugares apestosos, si esos hijxs que parimos por deseo y por amor y que nos convierten; si esas mujeres que se enamoran de otras mujeres, si esas amigas que aun sin saber nos cuidan cuando la noche trae malos pronósticos y clausura el futuro.
Si el llanto de hambre y frío de los niñxs.
La piba descuartizada, el cuerpo martirizado, el asesino impune.
Si el consuelo es un saque, una pasta, un empujón al olvido eterno.
No sé.
Pero ahora que sí nos ven.
#NiUnaMenos
#VivasLibresYConTrabajoNosQueremos
caprichos de palabras y colores para navegantes... "La palabra humana es como una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas". (G. Flaubert). Mis libros de narrativa publicados: la novela Último verano en Stalingrado (Grupo Editorial Sur, 2014); Alma rusa (Edulp, 2020, crónicas) y Yegua (Cuero, 2021, cuentos)
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martes, 5 de junio de 2018
Vivas nos queremos
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