viernes, 10 de enero de 2020

Como un vientito de verano

Sale con A y a pesar de que al principio se entusiasman ambos con el sexo, algunos gustos musicales y amigos comunes, la pequeña llama ni crece ni dura.
Ni siquiera les sirve para olvidar el dolor último que cada uno arrastra. A ella, las circunstancias la colocan rápidamente en un cruce de caminos con el deseo que es realmente deseado. Él sigue, en apariencia, rumiando gozosamente su último tango.
Con un par de chat y un polvo apurado, dan por finalizado el intento de ...
¿encuentro?

Se cruzan un par de veces, el saludo es algo tenso, como cuando compartimos un secreto con otro que no nos interesa demasiado pero que, entre la gente, se vuelve un obstáculo a la espontaneidad.
Después, el humor y el olvido extinguen lo incómodo y cuando vuelven a cruzarse, es como si nada hubiera pasado. Casi dos extraños que no se caen mal, pero tampoco muy bien.
Telón.

En el siguiente acto, sin embargo, una tercera persona irrumpe en la escena. Entonces ella, que ya no recuerda en su cuerpo las marcas de él, siente un escalofrío que le eriza los pelos, como si él realmente le importara más que lo que le importa.
Y entre los helechos y los agapantus, entre la política y las novelas, avanaza el verano y estos celos se diluyen como un cubo de hielo en un vaso de trago.
Mezcla el limón, apura la bebida, se sube a la bici y se deja acariciar por un viento de verano que trae acordes de un pop de los ochenta que no está nada mal.


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