Gustav Klimt. Obras completas. METALOCUS236 × 330 |
o que no te hubieras enamorado de mí como los locos, los poetas o los adolescentes.
Lo peor era ver esas fotos
era comprender que habías arriado las banderas.
Que elegías a una mujer con cara de caballo y cerebro de mosquito bobo y pelo de muñeca mal cuidada.
(Y que te perdías en el laberinto no de los faunos, sino de los miedosos.)
Que todas tus oportunidades y privilegios,
que ese talento lleno de dones y promesas y colores y sonidos y sabores,
todo eso,
que era como el mundo entero y mil planetas inexplorados
y también abismo y montaña y ola gigante en el océano
y patas en la fuente.
Y zambullida en el río y golpe seco helado en el pecho del lago patagónico.
Todo.
Todo quedara reducido a un proyecto de vuelo rasante
y pompas de jabón.
Lo imperdonable, my dear, es que seas tan otro.
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