caprichos de palabras y colores para navegantes... "La palabra humana es como una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas". (G. Flaubert). Mis libros de narrativa publicados: la novela Último verano en Stalingrado (Grupo Editorial Sur, 2014); Alma rusa (Edulp, 2020, crónicas) y Yegua (Cuero, 2021, cuentos)
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lunes, 21 de septiembre de 2009
El erotismo en Tiziano
Contradiciendo las ya clásicas interpretaciones de Erwin Panofsky acerca de la obra de Ticiano y otros pintores renacentistas, el historiador italiano Carlo Guinzburg (hijo de la escritora Natalia Guinzburg) me sorprende con su análisis en "Ticiano, Ovidio y los códigos de la representación erótica en el siglo XVI", en su libro Mitos, emblemas, indicios. Morfología e historia (Gedisa, Barcelona, 2008, 286 pag).
Sabemos que durante el siglo XVI (el mismo de los Tudor en Inglaterra, de la casa Valois y de los reinados de los hijos de Catalina de Médicis, en Francia; de Iván el Terrible, en Rusia; del papado de Julio II, guerrero y despótico patrón de Miguel Angel, entre otros y del apogeo y fin de la casa de Trástamara y luego de los Habsburgo en España y Austria, y hago esta aclaración especialmente para mi amiga Elvira), la cuestión de las imágenes eróticas fue centro de la atención (y de las tensiones, por qué no) de la jerarquía católica, inmersa a la vez en las luchas entre éstos y los luteranos y protestantes en toda Europa.
Si en la historia del arte se ha aceptado como interpretación generalizada el carácter humanista de Tiziano, y la interpretación iconológica, en ese sentido, sostiene que recupera en su pintura el simbolismo de las obras de los poetas latinos, como Ovidio, Guinzburg viene a cuestionar esa lectura. (Se detien para ello, por ejemplo, en el "Rapto de Europa", que ilustra este post, arriba)
Al parecer, la función erótica en la obra de Ticiano prevalece por sobre otras consideraciones, y la cuestión del simbolismo mitológico no oficiaba más que como velo a las intenciones, más carnales, por cierto, del pintor. Ticiano, en todo caso, ni siquiera conocía el latín -afirma Guinzburg-, así que, sus lecturas de Ovidio provenían de las versiones de la "vulgata", muy difundidas por entonces.
Valiéndose de diversos documentos, Carlo Guinzburg va probando su tesis, incluyendo una nueva interpretación de la carta muchas veces citada, del propio Ticiano a Felipe II, respecto a su famosa Dánae (que vemos a la derecha de este post). Le promete una nueva versión al monarca español, tras recordarle que "Dánae que se veía por la parte delantera", se verá en otra obra ("Venus y Adonis", a la izquierda) por "la parte trasera".
¿Cuál o cuáles han sido entonces las fuentes del veneciano? ¿Cuál o cuáles, los sentidos primigenios en sus pinturas? Exaltar los sentidos, la sensualidad y el erotismo, al parecer de Guinzburg. Y, en tal caso, aunque no lo fuera, aunque esta tesis subleve a muchos historiadores más ortodoxos, aunque descifrar las intenciones y sentidos subyacentes en la pintura renacentista sea una tarea siempre inacabada, acepto, de buen grado, el goce erótico como destino para un "espectador-gozador" menos erudito y más abierto.
Carlo Guinzburg nació en Turín, Italia, en 1939 y en la actualidad da clases en Pisa. El queso y los gusanos es uno de sus libros más conocidos. En el siguiente enlace, podemos leer una entrevista con el investigador noruego Trygve Riiser Gundersen sobre sus publicaciones y su método historiográfico de la microhistoria, de la que fue pionero.http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=16557
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