"Morir de nostalgia por algo que no vivirás jamás." (Alejandro Baricco, Seda)
A la tarde en la playa leo Seda,* la novela de Alejandro Baricco.
Esto sucede en Gesell, mi segundo lugar en el mundo.
Como el protagonista de la novela (que no es novela, según su autor, sino una historia),
Hervé Joncour, siento nostalgia de lo que no fue.
La historia ocurre en el siglo XIX, Hervé Joncour, ciudadano francés, realiza varios viajes a Japón. Japón es casi el fin del mundo, una isla que permanecía aislada precisamente y no mantenía relaciones comerciales ni siquiera con China o Siberia. Ciudadano responsable de Lavilledieu, pueblo que vive de la industria de la seda, Hervé Joncour viaja para adquirir huevos de gusanos de seda a fin de surtir a la industria de su pueblo. Deja cada vez que viaja a su esposa Hélene, quien tiene una voz hermosísima.
En el Japón conocerá a una mujer misteriosa cuya voz permanece encerrada en el silencio, como los pájaros en la pajarera que su amo, Hara Kei, ha construido para ella, como los anillos de flores azules de madame Blanche en el burdel de Nimes.
También en mi infancia hubo años de gusanos de seda, de moreras, pero si industria ni cálculo, sólo por el placer y la curiosidad.
Y el mar, la playa, el pinar más allá, la curva de la capilla, la esquina de la alameda, los sitios de mi vida descalza, la infancia.
Papá. (Yendo con él a recolectar hojas de mora en el bosque platense, juntando almejas en la orilla del mar gesellino (había almejas, berberechos entonces, y se podían comer además.)
Como Hervé Joncour, siento dolor y deseo, nostalgia de los amores que no ocurrieron nunca, de la escena que evoco y no sucedió, de la caricia sutil de la seda que es como el roce de la nada pero nos marca para siempre.
Otros amores del mar.
Todas las vidas posibles y los caminos que no tomamos.
Los viajes que no hicimos a Japón.
* Baricco, Alejadro, Seda, Anagrama, Buenos Aires, 2009.
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